lunes, 5 de julio de 2010

Papiloma humano, muy extendido pero poco conocido

"Nunca había sentido tantas ganas de encontrarla; de besarla; de contarle acerca de esa lluvia tan hermosa que había visto; de besarla nuevamente; de hacerle el amor; de mirarla, mirarla nada más, mientras ella dormía".


Al momento de hablar de enfermedades de transmisión sexual (ETS), la palabra que primero brota del imaginario social es SIDA. Pero existen muchas otras de las cuales no se habla tanto, como son la gonorrea, sífilis, clamidia, herpes genital, tricomoniasis y papiloma humano. El virus que provoca esta última, conocido como VPH, es bastante más frecuente y contagioso que el VIH, y se ha extendido mucho durante las últimas décadas, hasta el punto de salir publicadas en algunos medios notas que afirman que la mitad de las jóvenes de entre 21 y 30 años están o estuvieron alguna vez infectadas por él. Pero, a pesar de abundar información al respecto, no siempre es certera y, además, es escaso el conocimiento que la gente tiene sobre el tema, sus modos de contagio, su detección y sus consecuencias. Es por eso que la aprobación de una ley de Educación Sexual en todos os colegios del país resulta imprescindible.
Los VPH son virus comunes que pueden causar verrugas, aunque no todos lo hacen, y esa es la razón por la cual no son fácilmente detectables. Algunas personas pueden padecer la enfermedad sin darse cuenta y es por eso que los especialistas recomiendan consultar periódicamente al médico para poder descubrirla a tiempo. Existen más de 100 tipos de ese virus, que pueden ser plantares, vulgares o genitales. La mayoría son inocuos pero 30 de ellos pueden provocar cáncer, tanto de pene como de ano y de cuello uterino -el 90 por ciento de los casos de este tipo de cáncer es causado por esta enfermedad-.
Una nota que publicó Clarín en abril de este año presenta el testimonio de Silvina Valente, tocoginecóloga del Hospital de Cínicas, quien afirma que os chicos empiezan a tener relaciones antes de los 14 y que "la incidencia se da porque la población todavía no adquirió la conducta del cuidado". Sin embargo, Valente no advierte que el uso de preservativos, aunque reduce de manera considerable, no elimina el riesgo de contraer o contagiar el VPH. Según Rubén Spiner, médico de planta del Servicio de Dermatología de Hospital Ramos Mejía, "existe una cepa que no se transmite por contacto sexual, sino directo, y es por eso que el uso de profilácticos no es 100 por ciento seguro en estos casos".
Hace algunas décadas, cuando se detectaban verrugas en la región perianal, se pensaba que la única explicación era abuso sexual. Spiner, que dice atender -tanto en el hospital como en su consultorio privado- a varias personas por semana con verrugas generadas por el VPH, sostiene que ya no se considera válida la causa de abuso sexual. Además, "puede darse tanto en parejas homo como en heterosexuales", tanto en hombres como en mujeres, a pesar de que hace un tiempo se creía que las relaciones sexuales lésbicas no eran riesgosas en términos de contagio.
En cuanto al sexo femenino, cuando las verrugas no se manifiestan, la única manera de detectar la enfermedad es a través del Papanicolau (PAP). M., una ama de casa que prefirió no revelar su identidad, cuenta: "Un par de meses después de tener a mi segunda hija, me lo detectaron cuando me hice el PAP. Tenía neoplasia intraepitelial cervical (en el cuello uterino) y me la quemaron con criocirugía". Y ella es uno de los casos en los que la transmisión no fue por vía sexual: "Mi marido no estaba infectado así que supongo que me lo habré contagiado en el momento del parto, en el Hospital Italiano". Una vez infectada de VPH, la persona puede volver a padecer la enfermedad, debido a que queda en estado latente: "Es por eso que desde entonces me hago control ginecológico cada seis meses", afirma M.
Al tener en cuenta que los métodos anticonceptivos de barrera no son del todo efectivos, se hizo mucho hincapié en la inyección de vacunas para prevenir esta enfermedad. Los laboratorios que comenzaron a fabricarlas tomaron provecho de las deficiencias de los preservativos y salieron a defender el suministro de tales vacunas para evitar papilomas que puedan desembocar en un futuro cáncer. Sin embargo, Spiner observa: "Las vacunas no protegen de todas las cepas del virus, es cara y debe aplicarse antes de haber tenido relaciones sexuales por primera vez". Además, las vacunas pueden generar cierto sentimiento falso de seguridad e incrementar las conductas de riesgo.
Lo curioso es la postura de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera que la forma más eficaz de prevenir la infección por VPH es retrasar el inicio de las relaciones entre los jóvenes. Es decir, proponen soluciones imposibles de llevar adelante. Y, encima, no tienen en cuenta que, por más que se retarde la entrada a una sexualidad activa, los adultos también se contagian, y no sólo por vía sexual.
A pesar de que la información abunda -tanto en la web como en los medios y en anuncios de entidades como la OMS-, no se percibe que tal abundancia se haya dispersado por la conciencia de la población. Por eso es necesario que se apruebe aquel proyecto de ley de Educación Sexual que, a causa de prejuicios arcaicos de instituciones como la Iglesia Católica, se mantiene aún estancado en el Congreso.

Por Laura Spiner.

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