lunes, 19 de abril de 2010

Reseña: House y el almohadón de plumas

“Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin oír el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía casi en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pesos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, mirando a su mujer cada vez que caminaba en su dirección”.

Con la desesperación que causa la angustia, y acentuada por la inoperancia de los médicos que no atinaban con la enfermedad de su mujer, Jordán intentó una medida desesperada: por seis años (o temporadas), más precisamente el 16 de noviembre de 2004, veía todos los jueves a las 21:00 la serie dramática Dr. House, sobre un médico que diagnosticaba y sacaba adelante las enfermedades y los casos más extraños e insólitos.
Jordán se acercó al cuarto de Alicia y la observó casi como escondido en el marco de la puerta. Alicia estaba postrada, como hace días. Seguía adelgazando, la piel, blanca y angelical como alguna vez tuvo, se le había vuelto ceniza. Jordán la miró de forma severa, la única forma con la que sabía mirar, pero no se movió de la puerta hasta que su mujer suspiró, dando señales de vida. Dejó a Alicia y fue a la cocina, donde en un frasco guardaban los ahorros. Y tuvo que pedir prestado para contratar los servicios del Dr. House.
Gregory House arribó a Buenos Aires una semana después, proveniente del hospital Princeton-Plainsboro de Nueva Jersey, donde trabaja todos los días. Alicia, milagrosamente, seguía con vida. Llegó junto al Dr. Robert Chase, la Dra. Remy Hadley (a quien le dicen Thirteen), y los doctores Eric Foreman y Chris Taub, que forman el equipo de diagnóstico que dirige el respetado doctor.
Igual a lo que Jordán ve por la televisión, House es una persona de una inteligencia filosa, pero solitario; dueño de una ironía y sarcasmo que, además de darle un aire de sofisticación, lo termina alejando de las personas. De personalidad huraña y neurótica, la mayor ironía de House parece ser su propia condición: su renguera e inseparable bastón (algo a lo que Jordán, sin embargo, no prestó inmediata atención debido a la prestancia con la que camina), es consecuencia de una herida que le genera dolor permanente, única condición médica que no puede curar.
Formaron un estudio en la sala de la casa de Jordán. House llamó al Dr. James Wilson, oncólogo, y su único amigo en el mundo, para descartar algún tipo de cáncer. Alicia cada vez estaba peor. Parecía muerta. Solo movía, muy de vez en cuando, su cabeza de lado a lado. House decidió que lo mejor era no moverla hasta que determinen el diagnóstico, diagnóstico que, a pesar del esfuerzo del equipo -y aquí se encuentra la segunda gran ironía ya que House, que se muestra tan suficiente y pagado de sí mismo, necesita un contrapunto profesional, como son Chase, Thirteen, Foreman y Taub, para formar un análisis- no conseguían encontrar.
El Dr. Chase, un rubio australiano que, quizá, es el más humano del equipo (junto con Wilson), le comentó a Jordán por Juan José Campanella, el director argentino ganador del Oscar por El secreto de sus ojos, y que dirigió varios emisiones del programa, quizá, para que Jordán desviara su atención de su mujer y se relajara. El marido de Alicia, sin embargo, no modificó el gesto adusto y estructurado con el que se manejó toda su vida.
-Si, lo sé. Cambian mucho de director
- Si. David Shore, el que tuvo la idea de filmar la vida de House, así lo prefiere.
- House es como un Sherlock Holmes médico, siguió Chase. Hasta lo tiene a Wilson como a su Watson. Y su problema es que sabe que es indispensable en el hospital y que es más inteligente que el resto, por eso se sale tanto del libreto, de las reglas. Aunque la verdad que creo que el show duró tanto y se remite a tantos países (266 para ser exactos), por la personalidad de House…Porque, a decir verdad, siempre pasa lo mismo: aparece un caso imposible, y siempre lo resolvemos… como el de su mujer ahora.
Alicia murió, por fin, una tarde de otoño. El inexpresivo House soltó un “lo siento mucho”. El inexpresivo Jordán, asintió con la cabeza. Thirteen y Foreman fueron a mover el cuerpo, pero cuando quisieron cambiar la almohada, ésta estaba demasiado pesada. La llevaron a la sala, sobre la mesa del comedor, House cortó la funda y la envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la Thirteen dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós: —sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa, que le había succionado a Alicia toda la sangre, hasta secarla como una hoja.

Dr. House. Sexta temporada. Los jueves a las 21:00 por Universal. Con Hugh Laurie, Jesse Spencer, Olivia Wilde, Omar Epps, Peter Jacobson, Lisa Edelstein y Robert Sean Leonard.
Por Álvaro Ithurbide

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